domingo, 27 de febrero de 2011

♣ Historia de amor

Te has marchado para siempre, y ni siquiera me has dado la oportunidad de despedirme de ti. Cuando me dejaste antes del verano, pensaba que como siempre te habrías agobiado por la distancia que había en verano.
Sin embargo, al volver al colegio, con la esperanza de volver a verte y de pasar juntos este último año de colegio, me encontré con tu ausencia. Había un pupitre vacío con una bolsa de libros en los que ponía tu nombre, ese precioso nombre de 7 letras... esa misma tarde te llamé, y no me cogiste el teléfono.
Hablé con tu hermana y me dijo que estabas de viaje, que volverías en un mes, pero el tiempo pasó, y tu no volvías... llegaron las navidades y yo pensaba que me habías engañado, que te habrías cambiado de colegio o cualquier otra cosa... preguntaba a tus amigos y me decían que pronto volverías, parecía que todo el mundo me ocultaba algo, que todos sabían algo y yo no sabía nada. Recuerdo como me mirabas y pronunciabas aquellas palabras... yo, con mi inocencia todo te creía. El 27 de diciembre me enteré de que estabas aquí, de que llevabas un mes en la ciudad, sin embargo nunca te veía. Pasaba por tu casa, iba a aquellos lugares que sabía que significaban algo para los dos, y no estabas... en le fondo de mi conciencia, sabía que algo te había pasado, que aunque lo habíamos dejado, una amistad de tanto tiempo no se podía estropear por eso.
El 1 de enero te llamé a casa para felicitarte el año, y me cogió el teléfono tu madre, como siempre me preguntó que qué tal estaba, que hacía mucho tiempo que no me veía... yo notaba algo raro en su voz, era lago entrecortada, y daba la sensación de que quería contarme algo, sin embargo yo le pregunté por ti, titubeó, dudo unos instantes y luego me dijo que habías salido. Me despedí de ella y me fui a dar un paseo. Tu casa y la mía están a 10 minutos amigando, y no se como ni por qué aparecí frente a tu puerta. De pronto levante la cabeza y te vi ahí, en tu ventana, te asustaste al verme, y me hiciste un gesto con la mano. Saliste a la calle y me saludaste, te vi diferente, no se, extraño. Más delgado y con cara de tristeza... me invitaste a entrar dentro, me dijiste que estabas constipado y que no podías salir, también dijiste que tenías que contarme algo, sin me bargo mi móvil sonó, era mi madre, pidiéndome que volviera a casa, te acercaste a mí, me diste un beso en la mejilla y me susurraste "tengo la esperanza de que algún otro día pueda ser..." me quedé desconcertada y me fui. No caí en tus palabras hasta después de un tiempo. Ahora me doy perfectamente cuenta de lo que querías decir. Al día siguiente me levanté, era domingo, y como estábamos de vacaciones me fui a jugar al tenis.
Cuando llegué allí, me encontré a tus amigos, estaban corriendo hacia los vestuarios muy apresurados, y les pregunté: ¿a donde vais? ¿Que os pasa?
Ellos se pararon y me miraron a los ojos, recuerdo como si fuera hoy
aquel grito de fondo:¡ÉL ESTA MUY MAL! No hizo falta que me dijeran nada más, fui a casa, me cambié y cuando estaba saliendo por la puerta llegó tu hermana, me dijo que traía algo de tu parte. Era una carta, la abrí y la leí.
Decía: "...se que te habrás hecho un sin fin de preguntas durante todo este tiempo...se que puedes estar enfadada conmigo, pero no he querido explicarte nada hasta el final. Lo he hecho por ti, creéme, se que era lo mejor para los dos, o al menos lo mejor para ti. Cuando te deje antes del verano, te dije que ya no te quería, que en realidad nunca me habías gustado. Te mentí mi niña, te he querido desde el primer día que te vi en el colegio, desde que tenias 8 años... te he visto crecer, hacerte mujer, y siempre tuve la esperanza de que algún día fueras mía. ¿Parece contradictorio verdad? Te preguntas por que un día fuiste mía y te deje escapar ¿verdad? No se muy bien como decirte esto, solo sé que en mayo del año pasado me diagnosticaron una enfermedad. Me dijeron que había pocas posibilidades de que me curase, y lo primero que me vino a la cabeza fue tu imagen, tus bonitos ojos negros y tu pelo moreno y levemente rizado, aquellos labios con los que soñaba cada noche... pensé que no podía decirte nada, que solo te haría sufrir, y se me ocurrió que lo mejor para que no sufrieras, era que estuviéramos distanciados, que apenas nos viéramos... se que por mi parte esto no ha funcionado, que al menos yo no he dejado de pensar en ti ni un solo instante... te he visto todos los días pasar por delante de mi casa, he ido al recreo sin que me vieras....
Tu, mi niña, eras lo único que me ha hecho mantenerme vivo estos meses... sin embargo parece que el amor no es lo único que hace seguir vivo a una persona.
Cuando leas esta carta, será que estoy perdiendo mi batalla contra el cáncer, será que es uno de mis últimos días... lo último que quiero decirte es que me recuerdes tal y como era antes de todo esto, que tengas el recuerdo de aquellas tardes juntos, de aquellas llamadas interminables, de aquellas miradas... por último, te pido por favor no vengas a verme al hospital, no quiero que tengas este recuerdo de mi...me da pena no irme de este mundo con un último beso tuyo, pero nunca olvidaré cada uno de los besos que me diste, que te robé... se feliz mi niña, no vivas de algo que no terminó, no te olvides nuca de mi, se feliz, aunque sea con otro, y piensa que siempre te estaré cuidando desde donde quiera que esté....TE QUIERO
Terminé de leer tu carta y me eché a llorar, como creo que es lógico... miré a tu hermana y le pregunté que en hospital estabas. Ella sabía que tu no querías que lo supiera pero aún asi me lo dijo y fui corriendo.
Cuando llegue estabas en la UVI en la sala de espera me encontré con tus padres y con el resto de tus hermanos, me abrace a ella y lloramos las dos. Me comentó que aún no los habían dejado pasar.
Al rato llego el médico y dijo que solamente podía pasar una persona 10 minutos.
Tu madre me miró y me dijo que pasar yo, pues ellos ya llevaban
mucho tiempo despidiéndose de ti y ahora me tocaba a mí hacerlo.
Corrí hacia tu habitación y cuando entré estabas consciente y preguntaste: ¿mama? Yo no te contesté, me acerqué y te dí un beso en los labios ye te susurre: no quería que te fueras sin el último de mis besos. Abriste los ojos, sonreíste, me apretaste la mano y pronunciaste tu últimas palabras: " espero que me perdones algún día, te he querido siempre y siempre lo haré, no te olvides que siempre te cuidaré desde quiera que esté, y sobre todo se feliz".
Tu mano se soltó y supe que te habías ido para siempre.
Sin embargo, se que siempre estas conmigo.

TE QUIERO, estés donde estés... 

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